Porque la vida es sueño...

 

Sentada en cuclillas, enroscada en mi vestido con la cabeza  y brazos metidos por el orificio de las mangas donde originalmente debían salir los brazos, y sumiendo la cabeza por la apertura del cuello, cual tortuguita metida toda en mi caparazón podía a los 8 años pasar horas, preferentemente expuesta al sol dejando volar mi imaginación. A veces el sueño era visitar un balneario, tener un perro o… una familia con papá, mamá y hermanos alrededor de una mesa disfrutando el aroma de la humeante sopa de fideos y las caras alegres de los presentes. -¡Esa imagen era recurrente!... y, por cierto muy alejada de la realidad:-mi familia se reducía a mi mami;con quien aprendí a disfrutar de la lectura y el cine más, muy ocupada y poco presente en mi vida, pues al ser responsable por entero de mí, como muchas de nuestras mujeres mexicanas y con un trabajo de enfermera empírica de pacientes a domicilio gran parte la pasé sola, con familiares y amigas de ella y un poco con mis hermanos que nos visitaban ocasionalmente los fines de semana; pero de los que disfrutaba al máximo. Recuerdo cual si fuera hoy una bolsita de “Malvaviscos” que me daban en sus visitas sabatinas: la textura esponjadita, suave y el sabor perfumado eran inigualables y recibir este presente de mis amados, admirados y distantes hermanos me hacía sentir la niña más afortunada del planeta tierra…-Por cierto de unos años a la fecha adquirí la costumbre de apapacharme comprando los famosos “Malvaviscos” a mi paso por un supermercado que los exhibe entre otros productos en las cajas. El sabor no se asemeja para nada a aquel que quedó registrado en mi recuerdo, más la sensación de cercanía y evocación del grato momento es un “cariñito” a mi alma.

Así empieza mi historia de sueños y deseos personales, añorando algo tan simple y cotidiano como complejo e inalcanzable: -¡UNA FAMILIA!.

Cuando somos pequeños muchas veces los sueños y deseos más íntimos se reflejan en los juegos; y como cualquier niña mexicana mis juegos inducidos eran a “La casita” principalmente cuando tenía compañía con quien materializar este sueño. Deseaba casarme y tener muchos hijos.

Sin embargo un juego mental que practicaba continuamente, cuando estaba sola (que ocurría frecuentemente); muchas veces casi materializado a colores por mi gran máquina cerebral era en torno a viajes.  - ¡Era aeromoza o piloto de avión! ¡Sí!;  -Suponiendo que esperaba a mi mamá volver del trabajo, no tenía que hacer o simplemente la aburrición tocaba la puerta: -mi pensamiento volaba y de pronto ya me encontraba en el mar  -que por cierto no conocía entonces-, -en un viaje secreto a los Alpes o -en un campo florido a miles de kilómetros jugando y dejándome envolver por multitud de flores amarillas, recostándome en ellas, aspirando su suave fragancia, admirando el sol que me acariciaba con sus brillantes rayos. – un paréntesis: Hace algunos años tuve la dicha de sin proponérmelo convertir este juego-sueño en realidad- ¡Así nomás! - ¡La sabia y bendita vida me lo regalo! Mucho mejor que en mi sueño y… al lado de una gran amiga y hermana de corazón con quien compartí esta fantasía tan primitiva y profunda. Que aún hoy cuando lo recuerdo me dota de felicidad pura, esperanza y fortaleza, simplemente al imaginar el escenario.

-Estando en la secundaria hubo un hecho que impactó mi espíritu:  -fueron a la escuela de una asociación a promover vocaciones religiosas en misiones con indígenas en Chiapas, países de África y otros lugares que no recuerdo, más la propuesta hizo brincar mi corazón. Una emoción profunda me invadió, supe en ese momento que quería más que nada en el mundo; ser maestra e ir a enseñar en las misiones (lo de ser religiosa no me interesó para nada), pero ya me veía como Meryl streep en África mía, sentada a la sombra de un ciprés solo que rodeada de niños lacandones. Sin embargo este deseo nunca fue externado, menos llevado a cabo al menos durante mucho, mucho tiempo quedo enterrado en mi corazón y ni siquiera me permití recordarlo.

Hubo un tiempo en que mis sueños se confundieron con los deseos de otros y -¡dejé de ser yo!, me perdí entre la ferviente necesidad de ser amada y abnegada esposa, madre ejemplar, hija con madre en casa, buena católica, solicita amiga y en ratos libres un poco samaritana queriendo componer al mundo. -El remanente fue creerme la salvadora universal, vivir frustrada por todas las expectativas que no cumplían los demás y acabar a punto del suicidio y la locura. No es que ser  adulta con todo lo que la vida me ofreció haya sido terrible, tener en mis brazos a cada uno de mis hijos, escuchar sus balbuceos, verlos crecer, jugar con ellos, fue lo mejor que me ha pasado. Mi vida se volvió terrible porque perdí mis sueños y deseos personales por complacer a otros anteponiendo sus necesidades y deseos a los propios. Además de no ser feliz, parece que a los demás a quienes les ¡Salvé! ¡Ayude! ¡Convertí! Y ¡Apapache!, tampoco les ayudó mucho mi participación proactiva y metiche en sus vidas… incluso hubo quien me culpó por sus decisiones y “Mala suerte” … según – ¡Los salé! -

Más el juego de la vida me dio una opción: -¡Vivir como víctima y perfecta frustrada¡ o ¡Volver a soñar, volver a vivir!, y así fue que aposte mis canicas, matatena, estampitas, corcholatas y todo¡Gané, valió la pena! –Recuperé gracias a múltiples sesiones de terapia que me apartaron de la locura, y a un programa de autoayuda al que le aposté mi vida: la fe, esperanza, mis planes, la ilusión, los sueños, ésos deseos  tan ocultos que ni me atrevía a rememorar; -¡Me recuperé a mi misma!.

 

He sido maestra por más de diez años, irónica y cronológicamente de los niños ya crecidos que un día soñaba educar siendo maestra de jardín de niños. – La vida me los regresó en la universidad para ser parte de su formación superior.

He viajado no por todo el mundo, pero sí por algunos países de aquí y allá; por muchas ciudades, pueblos y rancherías de nuestro maravilloso país –He conocido gente amable, cálida, hermanándome con el mundo, captando paisajes majestuosos de montañas, mares, lagos, desiertos, nieve, lluvia, sol, nubes. Mega construcciones y chozas, grandes monumentos, esculturas, pirámides, museos… más de lo que un día me atreví a desear. -La vida me ha colmado con una vida por demás intensa.-

Una de las cumbres por conquistar es la escritura, y disto mucho de ser la escritora que deseo ser y merecen mis lectores, para ello me preparo; más no alcanzaré esta cumbre el día que me vuelva famosa, que una novela mía sea llevada a la pantalla o produzca un Best seller. –Hoy cuando aún cansada o triste me siento tomo el papel y mi corazón brinca de algarabía cuando escribo y no quiero parar, y me atrevo a revelar pensamientos, sentimientos, experiencias; cuando en palabras construyo mi historia, cuando me atrevo a compartirla, cuando es leído lo que escribo al menos por una persona… - Hoy es cuando alcanzo la cumbre de la escritura porque mi deseo se materializa.

Los últimos 20 meses han sido de reflexión interna, crecimiento personal, estabilidad y madurez; en mis íntimos deseos subyace y cobra fuerza la idea primitiva de la familia, la casita, la pareja; regresan los sueños de la niñez; más…

-       ¡No imaginaba la lección venidera!

La noche es oscura empero la iluminación del pasillo en el corredor del hospital. Mi concepto de sueño, deseo íntimo, metas y hasta mis motivaciones han cambiado; la vida es efímera hace unas horas todo parecía en equilibrio, fluyendo en armonía: - El vecino de enfrente con música a todo volumen en su equipo de sonido, niños correteando después de clases frente a la ventana, mi trabajo con sus demandas y diarias satisfacciones, miércoles de cine…

-Y un minuto después todo cambia y lo que parecía un gran sueño como comprar un terreno y construir una casa de campo e ir de vacaciones se vuelve superfluo y fatuo cuando frente a mí en una cama de  terapia intensiva yace mi madre, con un cuerpo inerte afectado por un infarto cerebral, conectada al oxigeno, una sonda y parches de nitroglicerina alrededor del corazón. Afuera el mundo sigue su rumbo: girando noche y día…

-Para mi familia y para mi todo ha cambiado afortunadamente la intervención oportuna y atinada de los médicos, la constitución física y ganas de vivir de mi mami, pero sobre todo la voluntad de Dios le permiten seguir en esta senda; y de milagro en milagro mi viejecita octogenaria se salva. Primero recupera parte de la conciencia, leves movimientos en el lado izquierdo de su cuerpo que después del “evento” -como dicen los médicos – quedó parcialmente paralizado. Sus funciones vitales intactas, lo que nos da esperanza. Con el paso de los días su situación se estabiliza, está de nuevo en casa; más ese evento ha sido parte aguas no solo en su vida –los muebles se reacomodan, los horarios, actividades, esperanzas… -Y en el centro del huracán yo me pregunto: -¿Qué es lo verdaderamente importante?, -¿Cuáles son mis deseos íntimos y personales?

Sin duda alguna la  responsabilidad sobre la salud de mi mamá y apoyarla en su recuperación se volvieron prioridad. Mi deseo infantil era una familia, pues bien, ya la tengo –y bien numerosa – no es la familia de casita feliz con chimenea, con un roble al lado, el lago a las afueras y montañas de fondo que tanto dibujé. Mi familia real es por mucho, mejor y hoy comprendí que por encima de todos mis demás buenos y válidos deseos lo que da verdadero sentido, paz y misión a mi vida es ayudar a mi madre, convivir con mis hijos, ver crecer a los nietos… amarlos es parte de mi misma. Amarlos me hace feliz  -¡Mi más alta montaña es la felicidad! Y por cierto es la única cima a la que no se llega cuando se busca, sino cuando se decide.

- La vida ofrece de todo, y hoy con alegría y dolor estoy aprendiendo a desear, elegir y decretar de manera más selectiva, sin tanto atropellamiento por comerme el mundo, viviendo con lo que tengo sin querer endeudarme material o emocionalmente por tener algo a toda costa sin tener la suficiente reserva de bienes.

Hoy después de múltiples experiencias de aprendizaje sé que no puedo navegar entre dos aguas, la fidelidad que me debo va más allá de lo que otros puedan pensar o esperar de mí. Es intrínseco a  mi deseo de felicidad la lucha y renuncia de preferencias, deseos o caprichos que van en contra de mi misma, que no me son saludables a la larga aunque el remanente inmediato sea divertido. Atreverme a ser yo misma, auténtica y fiel a lo que de mi espero y quiero creer supone renuncias y sacrificios.  Soy el eje de una familia, parte de una colectividad, ciudadana de un país mis decisiones repercuten en mi hoy y en el mañana de todo a lo que pertenezco.

¿Significa eso estar en la cumbre?  -depende:

La vida puede ser plenitud, levedad, felicidad, insatisfacción, esfuerzo, descuido, éxito, fracaso, esperanza, desesperanza, fe, incredulidad, trabajo, diversión, disciplina, irresponsabilidad, alegría, dolor, frustración… felicidad –  ”La vida es perfecta, rezan los hindúes” –la vida es: ¡Lo que tú quieras, no promete nada!

El cielo empieza aquí en la tierra y el mundo puede ser perfecto si yo me atrevo a transformarlo.

 

Porque… “La vida es sueño, y los sueños, sueños son”

 

Pedro Calderón de la Barca

 

Escrito en julio de 2015